El instructor de sexo continúa su entrenamiento. Ya está acostumbrado al hecho de que es necesario hacer bellezas reales y, si es necesario, el chico tiene que tratar a las bellezas con bastante fuerza y fuerza hasta que se pongan cachondas. Sus manos se burlan del clítoris, los pezones y hacen todo lo posible para que las jóvenes estén listas para verdaderas alegrías.