La niña rubia jugaba día y noche en la consola, mientras que su joven quería sacar al niño del juego. Pero esto no fue así: mientras el imbécil limpiaba la gorra de la belleza, la vaquilla con una consola en la mano continuaba cortando juegos. El joven golpeó poderosamente a la rubia con un crustáceo y en una fibra de coco