Cuando el maestro completó una pequeña reparación en la cabaña de la rubia rusa, exigió el pago. La Querida no tenía dinero, y la niña se ofreció a chupar como anticipo. Pero una gran polla emocionó tanto a la belleza que la niña se olvidó del botín, y en el sofá folló estúpidamente en varias posiciones, pidiéndole al hombre que viniera mañana.