La organización Shalopaev continúa metiendo a las mujeres en los vagones del metro. Las vaquillas se utilizan para el propósito previsto, las acarician, les meten los dedos en los agujeros y las frotan con pollas. Finalmente, los jugadores empujan dinero por bellezas para que no se ofendan. Y ahora un estudiante con una clara predisposición al libertinaje ingresa a esta noble compañía.