La rubia rusa escuchó mucho sobre sexo anal e incluso vio películas. Y cuando el chico se ofreció a metérselo en el culo, la chica aceptó inesperadamente. Primero, la niña trabajó su boca, y solo entonces abrió sus delgadas piernas. Las sensaciones resultaron inolvidables, y Chicsa incluso pudo sentarse con una puntada en el tronco.